Nouvelle-Calédonie

Todo el mundo conoce Nueva Caledonia pero muy pocos conocen al pueblo canaco, su cultura, sus orígenes y la riqueza artística de su pintura, escultura, música o arquitectura que han sabido conservar o desarrollar a lo largo de su historia.

 

Geográficamente, Nueva Caledonia es el archipiélago “más cercano” a Australia, en el corazón del Mar del Coral. Este territorio está formado por Grande Terre, cuya capital es Nouméa, y una serie de archipiélagos situados en sus flancos, entre ellos la isla de Lifou, que forma parte de las Islas de "la Loyauté". Este archipiélago montañoso se abre al Mar del Coral a través de una amplia y magnífica zona de bajos que forman un arrecife de coral. Es en su conjunto húmedo, lo que le confiere una riqueza de vegetación a veces exuberante.

 

La historia de Nueva Caledonia comienza con sucesivas oleadas de asentamientos procedentes del noreste, a partir del 2500 a.C. Cerámicas y petroglifos dan testimonio de la existencia de los primeros habitantes del archipiélago. Entre los siglos XII y XVII, los navegantes polinesios procedentes del este desembarcaron en canoas en las Islas de la Lealtad. Fue descubierto en 1744 por el navegante inglés James COOK antes de que cambiara de manos y pasara a ser francés en 1853.

 

De esta historia surge una identidad canaca que el conjunto folclórico “Boea Proviedanse” ilustra con una fuerte cultura, que expresa con un talento muy vivo. Y este es el papel de todas las islas pequeñas como Lifou, más que el de Grande Terre, donde los neocaledonios son más numerosos. La riqueza de esta cultura se puede descubrir con paciencia. Es rica en mitos, basados en complejos intercambios ceremoniales. El pueblo canaco, disperso en multitud de islotes a veces diminutos, conserva así sus dioses, su cosmogonía, su organización del suelo y del cielo, sus conocimientos que se transmiten de generación en generación, de los ancianos o de los jefes. Su lenguaje es complejo. El vigor de las tribus consuetudinarias se basa en la noción de aldea cuyos cacicazgos son memorias vivas por excelencia.

 

Te sorprenderá la extrañeza de este conjunto folclórico, sus trajes, sus armas simbólicas, su música, sus cantos y su dignidad. Defiende una cultura de la que está totalmente imbuido y que los acontecimientos antiguos o modernos nunca han logrado borrar. Es consciente de desempeñar un papel iniciador y respetable teniendo en cuenta el pasado. Las naciones del Pacífico Sur pretenden recordar al mundo que su océano está poblado por hombres que probablemente vinieron de Asia en canoas, llevando una rica civilización y que basan su futuro en el retorno a las costumbres.

 

Ante nuestros ojos, interesados, sorprendidos o apasionados por este renacimiento y este descubrimiento de un universo destrozado pero no a la deriva, el espectáculo del conjunto folclórico neocaledonio “Boea Proviedanse” constituirá un auténtico asombro.