Philippines

Este archipiélago del Pacífico es un país encantador pero su complicado destino lo ha convertido en un lugar codiciado por su posición geográfica, sus recursos y la calidad de las poblaciones que allí viven. Los conquistadores españoles dejaron intacta la memoria de las minorías burguesas, que aprendieron las virtudes de la reserva de los misioneros católicos. Los japoneses han desatado a sus soldados en este país. Luego los americanos encendieron allí la fiebre del dólar. A través de estas aventuras, este país se parece a sus propios volcanes en perpetua ebullición. Las crisis económicas dejan más desperdicio en las poblaciones que fortunas en sus bolsillos. En resumen, no es fácil ser filipino.

 

El grupo que conocerás depende de la Universidad de Tibanga. Está formado por profesores y alumnos que no han perdido nada del amor por su tierra, ni por las tradiciones que el ballet quiso mantener fielmente intactas como reliquias, porque Filipinas tiene catorce regiones divididas en setenta y dos provincias. Un inmenso mosaico de artes y tradiciones populares.

 

También es una de las tierras más antiguas del mundo, habiendo estado habitada por el hombre desde veintidós siglos antes de Jesucristo. Oleadas de población se sucedieron: chinas, japonesas e incluso caucásicas. Los conquistadores españoles trajeron allí su influencia. Allí murió el navegante Magallanes. Pero la lengua española y la religión católica tuvieron que dar paso al fuerte retorno del Islam a través de sus comerciantes y marineros. A nivel cultural, este archipiélago es esponjoso como el bosque de sus costas y absorbe con flexibilidad estos sucesivos cambios. Ya no basta con hablar español o chino para que la gente te entienda. A esto hay que sumar el tagalo que es el idioma oficial y unos setenta dialectos adicionales para penetrar en esta compleja cultura.

 

La comparsa es el fruto y el resumen de estas mezclas. Lleva en sus canciones, su música y sus bailes, en la extraordinaria variedad de trajes, la belleza mixta de sus hijas como ilustración misma de esta confluencia. No es raro que los bailadores se refugien detrás de mantillas andaluzas. En otros lugares, los hombres bailan al son de jotas. Pero también volvemos a ceremonias musulmanas casi perfectas, o incluso a tribus aborígenes perdidas en la jungla. No hay nada de chocante, al contrario, en estas variaciones de estilo. Y cuando las guitarras lideran el baile, responde el impacto del golpe del bambú. Los trajes son deslumbrantes en seda y color. Los hombres visten camisa blanca realzada con bordados y, a veces, la vestimenta de la corte de los señores árabes.

 

El espectáculo tiene la belleza de una playa de coral rosa al borde del Pacífico. Se ha dicho que Filipinas es el encanto del Pacífico. Estamos seguros que lo disfrutarás como un raro momento de placer para los amantes del exotismo y la belleza.